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Comentario sobre nuestra dedicatoria para el "dedicatessen" de Jabalina >
“Todo lo temporal es sólo una parábola; he aquí lo inalcanzable que se convierte en hecho; aquí se cumple lo indescriptible y al cielo nos conduce el eterno femenino” (Fausto · Goethe)
Si con nuestras "Jabalina Love Songs" bebimos de leyendas de pueblos aborígenes ya extintos para clamar a bocajarro sobre la indestructible y descontrolada fuerza del amor, en "Dedicatessen", la nueva colección temática del Club del Single de Jabalina, interpretamos el “chorus mysticus” y cenit con el que concluye el 'Fausto' de Goethe - una de las cumbres del Romanticismo, revolucionario movimiento cultural y social rupturista contra los racionalismos y clasicismos de la época - para mostrar nuestro rechazo al prototipo de "hombre" brabucón e individualista, avaro desmedido de poder, culpable de la crisis de valores que ha encendido todas las demás crisis, haciendo tambalear todo progreso e iluminación que creíamos poseer.
'El eterno femenino' de Goethe se ha interpretado como la belleza intrínseca que posee lo verdaderamente femenino, entrañas y sexo del Universo entero, donde se puede aunar desde la madre a la amada, de la esposa a la hermana, en un modelo atemporal y platónico que no solo se ancla en la apariencia exterior, sino que hace especial referencia al amor y la gracia en su más completa integridad, escalera a un plano superior, puente y guía hacia lo Divino. Alegoría que enaltece al principio femenil como salvación en contraposición a las bufonadas y extravagancias del ente masculino.
Pero estas canciones no son una exaltación indiscriminada hacia la mujer, en días donde algunas de ellas se rebajan para disputar el poder con la ferocidad del peor de los hombres-animales. "Pumuky y el eterno femenino" es más bien una apología a una manera distinta de ver nuestra realidad, a esos ojos que aun observan con pureza, lejos de esa salvaje lucha de perros que es en lo que se ha convertido todo ahí afuera. Son nuestras "canciones protesta" (erótico-místicas... o ese medio chiste hemos contado por ahí), nuestro pataleo rabioso por el ataque indiscriminado que recibimos de mafiosos, disfrazados de políticos, banqueros y sacerdotes; nuestro posicionamiento en el bando que condena la forma de ver el mundo del hombre conquistador y bárbaro.
En "El eterno femenino y el sexo del Universo" nos imaginamos en el fondo de un oscuro agujero lleno de alimañas de nuestra calaña, combatiendo por ser el dios gusano con derecho a comerse el último trozo de carroña que queda. Cansados y aturdidos rogamos al "eterno femenino" que nos alce a bóvedas superiores, donde nos alimenten con la luz que nos de fuerzas para ser íntegros.
En "Taganana Chorus Mysticus" convertimos una (aparente) inofensiva historia de amor en una reflexión sobre el sentimiento de fatalidad que siente el hombre que cree que ha caído de la gracia de la mujer. Lucha por regresar al nudo sexual femenino para recobrar el sentido de su existencia, al mismo tiempo que observa con desasosiego el "horizonte de eventos" que se le presenta ante sus ojos, frontera de 'no retorno' que rodea a los agujeros negros, y que al cruzar ya es imposible retornar.
En "Buscando a mamá emperoratriz en Suicide Avenue" desafiamos el peligro de muerte por cursipatía al dedicarle una canción a nuestra madre y a la de todos, la feminidad casi perfecta. Para ello hacemos una mezcla imposible (algunos lo llamarán popurrí apóstata) con 'El Incal' de Moebius y Jodorowsky, en un extraño paralelismo donde convertimos la piedra filosofal que buscaban John Difool y su troupe en la mamá todopoderosa a la que correr por consuelo y guía en una escena apocalíptica.
Comparar a la madre con la Emperoratriz de 'El incal' (un ser siamés dentro de un gigantesco huevo de plasma, medio hombre medio mujer, que domina todo el Universo hasta que La Oscuridad la devora) al menos para nosotros no deja de tener su vis cómica, reflexión final que dejamos caer para que tampoco nos toméis estas canciones con demasiada seriedad. Nuestro juego travieso era lograr "adoctrinaros" y "vacilaros" a partes iguales, por lo que agradecemos vuestra aliada sonrisa en estos momentos :)
Fausto, eterno soñador y eterno insatisfecho, luchaba contra el pesimismo en una interminable búsqueda de la verdad y la belleza... que nunca nos cansemos de buscar lo mismo.
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Estas canciones las escribimos Noé y yo poco después de separarnos de los pumukys que nos han acompañado en los últimos años, al marchar varios de ellos a otras latitudes, siendo imposible para todos seguir manteniendo con buena salud este proyecto. Sirvan estas canciones también como homenaje y gratitud a todos ellos... Vicente, Arturo, Edu y Nacho, y a los que marcharon algunos años antes, Tomás, David, Yeshúa, Darío...
Pero no nos enfrentamos solos a "El eterno femenino". Este EP lo grabamos con la estimable ayuda de Adán Zeus, Daniel Benavides, José A. López y Mónica Viñoly, en Liquen.Audio, una casita en las faldas del Teide, en el norte de Tenerife, con Daniel Badal a los mandos técnicos, en unas sesiones espontáneas y sin demasiados artificios, aportando a las canciones cierta traza ágil y descarada.
Agradecer además a El Hombre Bala Records su valiosa colaboración en este single, y por supuesto a Jabalina Música, por seguir creyendo en nosotros, aunque ya nos tomen por locos...
Por último, pero no menos importante, darte las gracias a ti por escucharnos...
Jaír
PD: Siéntete libre a cuestionarnos, vacilarnos o consultarnos cualquier detalle sobre lo aquí comentado... aliméntanos con tu feedback...
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“Todo lo temporal es sólo una parábola; he aquí lo inalcanzable que se convierte en hecho; aquí se cumple lo indescriptible y al cielo nos conduce el eterno femenino” (Fausto · Goethe)
Si con nuestras "Jabalina Love Songs" bebimos de leyendas de pueblos aborígenes ya extintos para clamar a bocajarro sobre la indestructible y descontrolada fuerza del amor, en "Dedicatessen", la nueva colección temática del Club del Single de Jabalina, interpretamos el “chorus mysticus” y cenit con el que concluye el 'Fausto' de Goethe - una de las cumbres del Romanticismo, revolucionario movimiento cultural y social rupturista contra los racionalismos y clasicismos de la época - para mostrar nuestro rechazo al prototipo de "hombre" brabucón e individualista, avaro desmedido de poder, culpable de la crisis de valores que ha encendido todas las demás crisis, haciendo tambalear todo progreso e iluminación que creíamos poseer.
'El eterno femenino' de Goethe se ha interpretado como la belleza intrínseca que posee lo verdaderamente femenino, entrañas y sexo del Universo entero, donde se puede aunar desde la madre a la amada, de la esposa a la hermana, en un modelo atemporal y platónico que no solo se ancla en la apariencia exterior, sino que hace especial referencia al amor y la gracia en su más completa integridad, escalera a un plano superior, puente y guía hacia lo Divino. Alegoría que enaltece al principio femenil como salvación en contraposición a las bufonadas y extravagancias del ente masculino.
Pero estas canciones no son una exaltación indiscriminada hacia la mujer, en días donde algunas de ellas se rebajan para disputar el poder con la ferocidad del peor de los hombres-animales. "Pumuky y el eterno femenino" es más bien una apología a una manera distinta de ver nuestra realidad, a esos ojos que aun observan con pureza, lejos de esa salvaje lucha de perros que es en lo que se ha convertido todo ahí afuera. Son nuestras "canciones protesta" (erótico-místicas... o ese medio chiste hemos contado por ahí), nuestro pataleo rabioso por el ataque indiscriminado que recibimos de mafiosos, disfrazados de políticos, banqueros y sacerdotes; nuestro posicionamiento en el bando que condena la forma de ver el mundo del hombre conquistador y bárbaro.
En "El eterno femenino y el sexo del Universo" nos imaginamos en el fondo de un oscuro agujero lleno de alimañas de nuestra calaña, combatiendo por ser el dios gusano con derecho a comerse el último trozo de carroña que queda. Cansados y aturdidos rogamos al "eterno femenino" que nos alce a bóvedas superiores, donde nos alimenten con la luz que nos de fuerzas para ser íntegros.
En "Taganana Chorus Mysticus" convertimos una (aparente) inofensiva historia de amor en una reflexión sobre el sentimiento de fatalidad que siente el hombre que cree que ha caído de la gracia de la mujer. Lucha por regresar al nudo sexual femenino para recobrar el sentido de su existencia, al mismo tiempo que observa con desasosiego el "horizonte de eventos" que se le presenta ante sus ojos, frontera de 'no retorno' que rodea a los agujeros negros, y que al cruzar ya es imposible retornar.
En "Buscando a mamá emperoratriz en Suicide Avenue" desafiamos el peligro de muerte por cursipatía al dedicarle una canción a nuestra madre y a la de todos, la feminidad casi perfecta. Para ello hacemos una mezcla imposible (algunos lo llamarán popurrí apóstata) con 'El Incal' de Moebius y Jodorowsky, en un extraño paralelismo donde convertimos la piedra filosofal que buscaban John Difool y su troupe en la mamá todopoderosa a la que correr por consuelo y guía en una escena apocalíptica.
Comparar a la madre con la Emperoratriz de 'El incal' (un ser siamés dentro de un gigantesco huevo de plasma, medio hombre medio mujer, que domina todo el Universo hasta que La Oscuridad la devora) al menos para nosotros no deja de tener su vis cómica, reflexión final que dejamos caer para que tampoco nos toméis estas canciones con demasiada seriedad. Nuestro juego travieso era lograr "adoctrinaros" y "vacilaros" a partes iguales, por lo que agradecemos vuestra aliada sonrisa en estos momentos :)
Fausto, eterno soñador y eterno insatisfecho, luchaba contra el pesimismo en una interminable búsqueda de la verdad y la belleza... que nunca nos cansemos de buscar lo mismo.
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Estas canciones las escribimos Noé y yo poco después de separarnos de los pumukys que nos han acompañado en los últimos años, al marchar varios de ellos a otras latitudes, siendo imposible para todos seguir manteniendo con buena salud este proyecto. Sirvan estas canciones también como homenaje y gratitud a todos ellos... Vicente, Arturo, Edu y Nacho, y a los que marcharon algunos años antes, Tomás, David, Yeshúa, Darío...
Pero no nos enfrentamos solos a "El eterno femenino". Este EP lo grabamos con la estimable ayuda de Adán Zeus, Daniel Benavides, José A. López y Mónica Viñoly, en Liquen.Audio, una casita en las faldas del Teide, en el norte de Tenerife, con Daniel Badal a los mandos técnicos, en unas sesiones espontáneas y sin demasiados artificios, aportando a las canciones cierta traza ágil y descarada.
Agradecer además a El Hombre Bala Records su valiosa colaboración en este single, y por supuesto a Jabalina Música, por seguir creyendo en nosotros, aunque ya nos tomen por locos...
Por último, pero no menos importante, darte las gracias a ti por escucharnos...
Jaír
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