Desde Madrid, ciudad en la que arrancó la gira, nos habían llegado noticias de que sería una noche diferente, no sería un concierto en el significado estricto de la palabra. Y así fue.
La noche empieza con un escenario en el que la protagonista es una enorme pantalla, a los laterales y formando un semicírculo, como suele pasar en las orquestas, se encuentran los músicos y el propio Nacho Vegas. La banda, la habitual, Manu Molina (percusiones), Luis Rodríguez (bajo), Abraham Boba (teclado, acordeón y clarinete), Joseba Irazoki (guitarra y banjo) y María García Palacios (violonchelo).
Mientras se proyectan fragmentos de “Indefenso” suena la primera canción de la velada. Un tema totalmente instrumental que ya hace presagiar que la noche no va a ser ligera, una canción llena de punzantes notas de Violonchelo, de esas que te hacen sentir sin saber muy bien porque.
A este primer tema, le seguirá la proyección de diversos extractos de las películas de Leigh. Las elegidas: “La vida es dulce” (1990), “Indefenso” (1993), “Secretos y mentiras” (1996), “Todo o nada” (2002) y “Another Year” (2010).
Entre las proyecciones, la banda introducía canciones relacionadas con las películas mientras de fondo se seguían viendo imágenes de las películas que nos hacían introducirnos de pleno en los temas. Las canciones: “Secretos y mentiras”, “Todo o nada”, “Indefenso” y una versión de “Échame a mí la culpa”.
Tras un corto parón, y una canción en solitario de Vegas, “Matar vampiros”, la banda al completo volvería para interpretar cuatro canciones de su repertorio habitual. Así pudimos disfrutar de: “Cosas que no hay que contar”, “La plaza de la soledad”, “La gran broma final” y, a modo de despedida, una de mis favoritas, “Cómo hacer crac”.
En definitiva, una gran noche para el disfrute y la reflexión, sólo empañada por un gesto de frialdad por parte del cantante. Me explico. Tras poco más de hora y media, el que era el protagonista de la noche para la mayoría del patio de butacas, Nacho Vegas, abandonó el escenario con un breve saludo, mientras el público rompía en aplausos. A la espera de que Vegas reapareciese, el público, se quedó en sus butacas y siguió aplaudiendo y ovacionando durante cinco largos minutos (sí, los conté).
Finalmente, para hacernos entender que no iba a regresar, el telón descendió dejando a la mayoría de los asistentes con una sensación de decepción difícil de hacer desaparecer.
Espero que os haya gustado. Nos vemos en las salas!
Un abrazo #siempreunabrazo
Lucía (@ARasDSuelo)
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