Cada vez que pienso que he visto
a Vetusta Morla dos días seguidos, en dos escenarios totalmente
diferentes, tras más de diez meses sin
un concierto suyo se me ponen los pelos como escarpias. Una vez más, he de
agradecer esto a Penélope y a Tamara, mis dos compañeras de farras Gallegas
¡gracias por todo chicas!
Durante el concierto del
PortAmérica, Pucho dejó caer que al día siguiente estarían “cruzando la ría”,
así que en seguida comenzaron las especulaciones ¿será Cangas? ¿será Bueu?
¿será Moaña? La incógnita no se desveló hasta el lunes a las 15h, el pueblo
elegido era Bueu, la hora las 21h y el local el mítico Aturuxo, uno de los
primeros locales que los Vetusta visitó en sus inicios.
El problema fue que el concierto
se celebró con motivo del 20 aniversario del Aturuxo y por lo tanto, no era un
concierto al uso. ¿Qué significa esto? Pues que la mayoría de entradas se
reservaron para gente del pueblo y compromisos del local, así que se pusieron
muy pocas a la venta … de hecho las que se vendieron a los que nos desplazamos
desde el PortAmérica volaron en unos 15 minutos.
Cuando nosotras llegamos a la
sala, tras dejar a nuestra fotógrafa en el aeropuerto, ya no quedaban entradas,
aún así comenzamos con la operación “El karma no podrá nosotras, de aquí no nos
vamos sin volver a ver a Vetusta Morla”. Tras varios momentos épicos:
cervecitas en la calle, gaviotas enormes sobrevolándonos, discursiones varias,
llamadas tirando de contactos y hasta declaraciones de amor….
¡Habéis leído bien!
¡Declaraciones de amor! Porque en Bueu descubrimos que todavía quedan HOMBRES,
un chico recompró una entrada para su novia, a pesar de no poder entrar él,
diciéndole “cariño yo luego te vengo a
buscar, pero tú disfruta”. La respuesta de todos, incluyendo porteros, fue
aplaudir el gesto y pedirles un beso como si de una boda se tratase. Un momento
irrepetible.
Finalmente, el Karma no pudo con
nosotras y como sobraron entradas de las reservadas pudimos entrar y disfrutar
de un concierto de Vetusta Morla de los que ya no se ven. Un marco maravilloso,
en pleno jardín, con la luna de fondo y un aforo reducido. Vetusta Morla en
esencia pura.
El concierto empezó una hora más
tarde de lo previsto y para nuestra sorpresa, en lugar de salir la banda al
completo, salieron sólo Pucho y Guille para interpretar “Los buenos”. Un tema que me trae muchos recuerdos y que me sigue
encantando por mucho tiempo haya pasado desde la primera vez que la escuché.
A partir de este momento el resto
de integrantes aparecían en el escenario, felices, relajados, se les notaba que
estaban allí porque querían y que lo de “nos
sentimos como en casa” no sólo era una forma de hablar.
Mientras el público cada vez
estaba más entregado, iban sonando casi todos los temas con los que nos habían
deleitado el día anterior. La canción elegida para dar el pistoletazo fue “Boca en la tierra”, le fueron
sucediendo: “Baldosas amarillas”, la
reivindicativa “Un día en el mundo”, la
enérgica “Mapas”, la preciosa “Copenhague”…
Las canciones encargadas de
desatar la locura entre el público fueron “Sálvese
quién pueda”, “Valiente” y “El hombre del saco”, con su ya conocida
y esperada percusión inicial con bastones. Pucho nos recordó el mantra con el
que deberíamos comenzar nuestras mañanas “dimitir
no es un nombre ruso”.
Las novedades: “Escudo humano”, “Rey sol” y una versión más relajada que el día anterior de “Maldita dulzura” (he de reconocer que
hubo alguna lagrimita)
Con “Saharabbey Road” abandonaron el escenario, para volver e
interpretar cuatro temas más, que nos pusieron los pelos de punta en más de una
ocasión, “Al respirar”, “La marea”, “Lo que te hace grande” y la más que emocionante, “La cuadratura del círculo”. Por lo
visto, estuvimos a punto de perdernos esta última, ya que Jorge no se
encontraba bien físicamente para el desgaste que requiere tocar el “Vetusta bidón”, pero finalmente lo dio
todo y hasta acabó sosteniéndolo por encima de su cabeza.
Entre todo esto, Pucho haciendo
gala de la comodidad que os comentaba antes, nos contaba anécdotas sobre ellos
y el Aturuxo. Nos contó que una de las primeras salidas que hicieron de Madrid
fue precisamente a este local y que tuvieron que volver en grúa porque la
furgoneta con la que subieron se averió.
También hubo tiempo para un
“bronquilla” de Pucho a Álvaro, el bajista de la banda. Si leísteis mi crónica
sobre su concierto en el PortAmérica, recordaréis que Álvaro lanzó una pandereta
al público, sino, aquí os dejo el link. Pues bien, nos contaron que esa
pandereta había estado desaparecida por el local de ensayo mucho tiempo y justo
había aparecido para el viaje a Vigo, Pucho estaba contento de recuperarla y la
volvió a perder casi el mismo día (esta vez para siempre, porque dudo que quien
la cazara al vuelo tenga intención de devolvérsela). Así que aprovechó el
concierto para decirle a Álvaro que “era su
pandereta” :)
Encantador!
Hasta aquí una noche tan
inesperada como fantástica y en la que, pese a haber echado de menos “Los días raros”, sólo había que mirarnos
a todos para saber que “éramos felices, el concierto de Vetusta nos había
dejado así”
Un abrazo #siempreunabrazo
Lucía @ARasDSuelo