Justo un año después de su última visita, Izal volvía a
Málaga para presentarnos su nuevo trabajo “Agujeros de gusano”. La cita era,
como en 2012, en la sala Paris 15, pero esta vez con un aforo considerablemente
mayor: 450 personas y con las entradas agotadas desde días antes, algo que se
está convirtiendo en una constante para este grupo. Eso en una ciudad como
Málaga, considerada difícil para determinados estilos musicales, puede
considerarse un gran éxito.
Izal es un grupo cuya popularidad se ha disparado en apenas
unos meses. Y si uno se pregunta cuál ha sido la clave de ese vertiginoso
crecimiento, hay varios factores que pueden explicarlo: canciones que cuentan emociones,
historias cotidianas con las que son fácil identificarse, letras trabajadas y
bien enlazadas, unidas a melodías bailables. Si a ello le unes que tienen un
buen directo con el que se meten al público en el bolsillo: enérgico, adictivo,
divertido y que te arrastra a bailar
desde el primer momento, donde el disfrute y la calidad están asegurado, tienes
la fórmula de su éxito. No hay más.
Después de un ligero retraso debido a problemas
técnicos, los cinco miembros de la
banda, Iván, Alejandro, Emanuel (Gato), Alberto y Mikel salían al escenario.
Comenzaban su actuación con los acordes de la canción que abre su último disco,
“Despedida”, para continuar casi sin pausa con “Hambre”, el primer single de
Agujeros de Gusano, y “Asuntos delicados”.
He tenido la oportunidad de ver a Izal en varias ocasiones
desde mayo de 2012, en salas y festivales, y nunca me han defraudado. Pero
reconozco que tenía mucha curiosidad por ver la respuesta del público con las
canciones de un álbum que aún no tenía
un mes de vida, y por tanto no tiene un “rodaje” hecho, con esas otras que todo
el mundo conocía a la perfección. Y he aquí mi sorpresa. Los allí presentes se
sabían las canciones de “Agujeros de Gusano” tan bien, o mejor incluso, que
algunas de “Magia y Efectos Especiales”. Hay que decir que a estas alturas, el
concierto ya se había convertido en una fiesta
donde se alternaban canciones antiguas y nuevas: “A nuestros rincones”,
“Tóxica”, “Conclusión en Do para Ukelele”…
Y llegó el momento dulce de la noche con “Que bien”, donde Mikel recordó
el momento glorioso que vivieron este verano en el festival Sonorama, y nos
invitó a convertir aquella sala en la Plaza del Trigo de Aranda de Duero.
Continuaron con la inquietante “Jenna Fisher” y “Tu continente” para
presentarnos, por fin, “Agujeros de gusano”. Como anécdota, durante la misma,
hubo un problema técnico y se apagaron las luces del escenario, y así
totalmente a oscuras, sin inmutarnos, como si fuera algo preparado, la banda
continuó tocando y el público bailando y coreando.
Sin descanso enlazaron “Palos de ciego”, “Ockham”, volvimos a
divagar sobre cual sería el “Extraño regalo”, y saltamos aún más si cabe con
“Prueba y error” y “Pánico práctico”.
Y llegó la hora hora de la despedida, y tras los Epílogos, abandonaron
el escenario.
Pero el público reclamaba con insistencia la vuelta del grupo,
y tras una brevísima pausa regresaron con su “Magia y Efectos Especiales” desatando la locura colectiva, el momento
álgido de la noche, para despedirse con “La Mujer de Verde” mientras 450 personas saltaban, bailaban y cantaban al
unísono.
Después
de 20 canciones, nos dejaron extasiados y con ganas de más, poseídos por esos
cambios de ritmo tan característicos, en ocasiones frenéticos, que Izal le
imprime a sus canciones, y que dota sus
conciertos de una fuerza escénica que te atrapa.
Málaga
ya espera volver a verlos.
Para los
que tengáis oportunidad de verlos no os los perdáis. Visitan Algeciras el viernes 29, y Almería el sábado
30 (entradas agotadas) y domingo 1. Aquí todas sus fechas
Un abrazo #siempreunabrazo
Texto: Ana @sabikilla
Fotos cedidas por Silvia Tinoco @DunaLoves