A veces los momentos de felicidad en la vida de una persona no coinciden con uno de esas situaciones imborrables que a todos se nos vienen a la mente. O quizá cada persona encuentra la felicidad en algo distinto, en lo más grande, pero quizá también en lo más pequeño. En un gesto, en una mirada. O en una canción. Y creo que puedo afirmar sin temor a equivocarme que todos los que asistimos el pasado sábado 8 de junio al concierto de Zahara y la LIPA Band (Simen Eifring, Bendik Johnrud, James Wyatt, Karen Gerald May, Andreas Häberling y Viktor Nordberg), rozamos con la punta de los dedos al menos un segundo de felicidad total. Un concierto de Zahara, para este redactor es una montaña rusa de sentimientos en hora y media. Su ya conocida (y querida) incontinencia verbal, que nos hace reir mientras le ponen a punto la guitarra, se mezclan con las lágrimas que la emoción por ciertas letras hace aflorar a nuestros ojos. Pues si un concierto de Zahara “en solitario” ya nos ofrece todo esto, el resultado de la gira “Zahara & LIPA Band”, o el Very Perfect Tour, como ya ha sido conocido por ahí, nos ha brindado todos esos sentimientos multiplicados por siete. Siete jóvenes músicos que hace nada no se conocían han dado una lección de saber hacer, de cómo a veces los idiomas no son más que una barrera que un pentagrama puede derribar con solo proponérselo.
¿Y musicalmente? ¿Valió la pena esta reunión? Por supuesto que sí. Los temas de Zahara sonaban rotundos, desde El Universo, pasando por Frágiles, al dúo de la ubetense con Andreas en General Sherman. También hubo otro dúo, esta vez con una preciosa canción de uno de los “LIPA boys”, James Wyatt. Y un hueco para los estrenos, con la interpretación por primera vez en Alicante de la nueva canción de Zahara “Donde habitan los monstruos”.La felicidad, como decía al principio, es algo que podemos encontrar en las más diversas cosas. De lo que estamos seguros es de que ir a un concierto como el que vimos el otro día en Alicante, te acerca lo máximo posible a ese estado tan indescriptible que todos queremos saborear aunque sea de cuando en cuando…Un abrazo
Miguel
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