Los
onubenses Miguel Ángel Márquez y José Félix López se hacen llamar
Antilópez y se definen como "Chiripop absurdo depresivo con catarsis
tragicómica. Por desamor al arte". Un par de músicos 'clown' sin nariz
de payaso. Un par de cantautores roqueros en plan cómicos suicidas que
se atreven a saltar sin red sobre cualquier escenario, llámale equis.
Versos canallas, letras con un ritmo desorbitado, arrancadas del fondo
de la garganta, maltratando las cuerdas vocales. Un dúo con un par de
guitarras bien puestas, muy bien acompasadas, "al toque", como dicen los
flamencos. Composiciones llenas de epítetos imposibles y frenéticos.
Humor que transpira como el sudor a través de los poros. Voz melódica y
voz roquera que se entienden a las mil y una maravillas.
Interpretaciones con cambios de registro a la velocidad del rayo. Versos
rotos y 'arreglaos'. Monologuistas de la improvisación. Artistas de
tomo y lomo, de coge el dinero y corre. Cantantes de vuelta y vuelta, de
fandango a milonga, se atreven con lo que se les ponga por delante, sea
tango o hip-hop, con la humilde aspiración de tocar todos los palos sin
vergüenza alguna. Sin vuelta atrás. Actores de medio pelo, que no de
pelo pincho, sin pelos en la lengua. De pelo en pecho si hace falta.
Románticos del aquí te pillo, aquí te mato. No falta la mordaz crítica a
la actualidad, al sistema, a la puta crisis, con ironía y sarcasmo a
flor de piel. Dos graciosos con 'musho' arte, pura y dura vocación.
Transformistas de la 'performance' más elocuente. Vaya par de caraduras
que reinventan la palabra 'showman'. Polifacéticos hasta la médula, de
la raíz a las puntas. Auténticos rompedores en la escena musical de este
país. Y todo eso con ese arte 'andalú' que les sale a bobortones por
las venas.¡Viva Huelva! Y olé. |
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