1973, Nueva York. Años antes de que la Gran Manzana se perfilase como la capital de la innovación musical, antes de que el punk explotara en la ciudad con tanta intensidad como a este lado del Atlántico, cuatro jovenzuelos formaban una banda que iba a sentar la bases de todo un movimiento, valiéndose para ello de una nueva y salvaje manera de entender el rock and roll. Andy Shernoff, Ross Friedman, Scott Kempner y Stu Boy King se unieron bajo el nombre de THE DICTATORS, un puzzle que terminó de completar el carismático Handsome Dick Manitoba, amigo y roadie del grupo en sus primeros meses de vida. "Entonces no había nada, ni MTV, ni NIRVANA, ni SEX PISTOLS, ni RAMONES... sólo éramos unos adolescentes que sentían que el rock and roll había perdido la diversión y la emoción que siempre había tenido", recuerda el cerebro de la banda, Andy Shernoff, en una entrevista.
Lo cierto es que sí, había cosas. En Detroit, MC5 y THE STOOGES habían encendido la mecha del rock más cafre y pasado de vueltas a finales de los 60. En la propia Nueva York, los NEW YORK DOLLS habían inaugurado la década de los 70 fusionando el espíritu del glam con la inmediatez que más tarde caracterizaría al punk. E incluso antes, a mediados de los 60, la VELVET UNDERGROUND de Lou Reed había conmocionado al público neoyorquino con su cóctel de ruido, drogas y oscura teatralidad salpicada de furia guitarrera. Pero THE DICTATORS supieron como nadie coger lo mejor de todo aquello y plamarlo en un disco, "The Dictators go girl crazy!" (1975), esencial para entender la evolución del rock del siglo pasado. La fuerza del hard rock y la rabia y la actitud propias del punk colisionaron para crear un monstruo de proporciones titánicas cuya vigencia sigue presente hasta el día de hoy.
http://www.youtube.com/watch?v=xuKd65C6jvU&feature=youtu.be
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