Igloo no son unos recién llegados,
desde sus comienzos en el año 2005, tienen en el mercado, Igloo, Una luz de
estío glacial, La transición de fase e Infinito 3. Pero por aquello de no
perder esta costumbre tan arraigada en mí de llegar como 5 minutos más tarde a
todo, yo voy y les conozco con su último trabajo publicado en junio de este
año, El Conjunto Vacío.
Como viene siendo habitual,
escucho el disco, me gusta y a continuación me pongo a buscar como loca fechas
para poder verles en directo. Con estos chicos parece como si estuviese jugando
al despiste, cuando estoy yo no están ellos y al revés, pero el pasado viernes 25 por fin se produjo
el encuentro y bueno, la espera valió la pena.
Unos minutos antes de que
comenzase el concierto ya me advertían de su directo contundente y quedaba nada
para que pudiese comprobarlo por mí misma.
Todos en sus posiciones, Beni
Ferrreiro (voz y guitarra), Fran Rodríguez (batería), Juanma Fernández
(guitarra) y la novedosa incorporación a la banda de Julián Rodríguez (bajo),
quisieron que recordara mi primer concierto de Igloo de una forma bonita, con
pura poesía de estrellas fugaces y
guitarras melódicas, empezaban con Al otro lado del universo. A
continuación Desarrollo de la
autoestima, que se me antojó sexy y descarada; y para acabar de seducirme
siguieron con Todos somos átomos, dejando huella con sus electrizantes
guitarras y su enérgico estribillo, ya me tenían bailando y conquistada.
Tocaba el turno de las canciones de El Conjunto
vacío, H.A.D.A, Sinatra y Han Solo, tres
canciones que están entre mis preferidas
del disco, y que en directo me sonaron poderosas, consiguiendo que me
enganchara más a ellas todavía; aunque tengo que decir que eché de menos temas
como Mi gran evasión, Todo o Todos los días amanece, quedarán para otra
ocasión.
Ya habíamos entrado en calor y no
querían que decayese, tocaba el turno de El pase de la muerte para seguir con Ausencia Parcial, y a cada
una que seguía yo no dejaba de pensar “si ya decía yo que tenía que verles”. Me
engancharon con la contundencia de sus guitarras y esa batería tan marcada y,
me atrevería a decir, que “dictadora” del ritmo que debíamos seguir, pero a
esas alturas ya no importaba, habíamos sucumbido al enérgico directo y nos
dejábamos llevar.
Se acercaba el final y tras la
declaración pública de las ganas que tenían de volver a La Iguana se
despidieron con Sin mentiras y Zumo V, yéndose uno a uno del escenario hasta
quedar finalmente Fran a la batería como encargado de dar el “hasta pronto”.
El resultado de mi primera cita
fue inmejorable por lo que pronostico que habrá una segunda y bueno... las que
caigan.
Un abrazo#siempreunabrazo
Fotos y redacción @GlamourousBlack
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