El próximo 15 de octubre llega...
'12 ROUNDS'
*** 12 ROUNDS' Nuevo disco 15 de octubre ***
'CaboSanRoque son
Werner Herzog arrastrando un barco por la selva amazónica. Llevan una
década construyendo artilugios descomunales cuya única misión es generar
sonidos de la era predigital. Es la conquista de lo inútil, sí, pero
también es un fascinante desafío. Lutiers y lampistas, los catalanes
imaginan y esculpen instrumentos dinosáuricos que pasean por este circo
de pulgas que es el circuito de la música en directo, sabiendo que su
complejidad y envergadura son su mayor atractivo y también su principal
handicap. ¡La máquina palpita sin cesar y de forma impredecible!
¡¡No paran de ocurrir cosas!! ¡¡¡Te faltan ojos!!!'
Nando Cruz ROCK DELUX (2012)
'Cabo San Roque
viaja de la improvisación al rock de vanguardia pasando por el
ruidismo, la música concreta y el canto coral con ritmo sintetizado. Un
desvarío que te mantenía en vilo hasta su estrepitoso desenlace. Cabo San Roque se nos escapa de las manos.'
EL PERIÓDICO DE CATALUNYA (2013)
*** Presentaciones 12 ROUNDS***
16 /10/2014 12Rounds (presentació oficial del disc). Apolo 2 (Barcelona)
17/10/2014 VIC (Barcelona) Jazz Cava
28 /11/2014 Orquesta del Caballo Ganador. L’ Auditori (Barcelona)
20 /12/2014 12 Rounds. Cafè del Teatre (Lleida)
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12 rounds
es un diálogo a tres bandas entre los teclados de Laia, la guitarra de
Roger y un mecanismo bautizado Tres Tristos Trons que ejerce como base
rítmica, y en el que se pueden escuchar motores, latas, peines, muelles,
cajas de banjo y un sinfín de piezas ensambladas de forma tan especial
para el oído como para la vista. Aunque más que diálogo se puede llamar
combate, porque aquí se reparten hostias. Y de las buenas.
Cuatro
años tuvieron que pasar para enterarme de que mis vecinos hacían
música. En 2006 yo vivía en Barcelona y mis vecinos eran Laia y Roger.
Ellos en el 4º y yo en el 5º. Tenían un grupo, Cabo San Roque. Había
oído hablar de reuniones de músicos en el edificio, de gente que
construía sus propios instrumentos usando desde máquinas de escribir a
cajas de galletas. Nunca escuché nada y todo aquello me sonaba a
leyenda. Así que al cuarto año de mi estancia en aquel edificio me cruzo
con ellos por primera vez en la escalera. Nos presentamos, charlamos,
me invitan a su casa y entonces lo entiendo todo. Bueno, casi todo. El
entramado musical y conceptual de Cabo San Roque da para largas
conversaciones y de esas hemos tenido unas cuantas. Aquel día me
hablaron de los comienzos del grupo, de cómo había ido mutando con el
tiempo, en número y en forma, de su interés por unir músicos humanos con
instrumentos mecánicos automáticos. Me invitaron a ver su espectáculo
La Caixeta. A partir de entonces intentar describir o poner etiquetas a
su música se me ha hecho imposible. De ahí que escribir estas líneas
suponga para mí todo un reto. Si alguien me preguntaba, “¿Y qué tipo de
música hacen Cabo San Roque?”, mi respuesta era, “tienes que verlo”.
Esta sensación aumentaba con cada nuevo disco y con cada nuevo
espectáculo o con sus colaboraciones con Carles Santos, Pascal Comelade,
Pierre Bastien, Joan Saura y tantos otros. Cada vez más difícil de
describir, cada vez más personal. Por eso me subo a este ring con la
intención de hacer un buen combate, aún sabiendo que me voy a llevar una
buena paliza.
12
rounds suena áspero y pantanoso, suena cortante e inquieto. Música para
bailar sin ser música de baile. Música evocadora sin ser paisajística.
Toda una rave concebida en un taller con tornillos y planchas metálicas
cayendo al suelo. La maraña de títulos que Pascal Comelade ha retratado
en la contraportada del disco no es casual. 12 rounds bien podría
funcionar como un todo en el que el orden de los factores no altera el
producto. La mano izquierda de Laia al Microkorg teje potentes líneas de
bajo que recuerdan a los grooves de Studio One, la guitarra eléctrica
de Roger recoje el sonido y el legado del Delta del Mississipi y la
máquina de ritmos golpea material reciclado añadiendo tormentas a un
sonido cercano algunas veces al industrial. Tampoco parece casual que el
estudio de Alessandro “Asso” Stefana (colaborador habitual de Vinicio
Capossela y a los mandos en esta grabación) se llame Perpetuum Mobile,
como la célebre pieza de Einstürzende Neubauten. O quizá sí sea
casualidad y a estas alturas del combate ya he recibido demasiados
golpes y no me estoy enterando de nada. Así se mezclan en 45 minutos
medios tiempos oscuros (Ya-ya trueno, Pas de loup), frenéticas piezas disco escritas en pentagrama (Frontón Baile Loco, Cabelludo mateu), post-rock inspirado en su paso por tierras mexicanas (Un paseo queretano), jaurías de vientos dignas de Albert Ayler (Tres Tristos Trons), versiones irreconocibles de Mancini (Sorolls d'Hatari), homenajes a grandes maestros como Joan Saura (Sesión de noche), o pasajes ruidistas como el que cierra el disco (Cartes de crochet dinamita).
Roger
y Laia han firmado su trabajo más concreto, tan válido para propuestas
escénicas cercanas a las de Heiner Goebbels como para tirar abajo los
muros de cualquier sala de rock. Han llevado el combate por donde ellos
han querido, sin importarles de qué lado están las apuestas, boxeando
con una mano y escribiendo con la otra, como Arthur Cravan. Los combates
de 12 asaltos están reservados a campeonatos del mundo y continentales y
es ahí donde ellos pelean. Y yo, por mi parte, seguiré diciendo eso de
“tienes que verlo”, pensando que cualquier descripción de la música de
Cabo San Roque me hace sentirme un poco más estúpido. K.O., una vez más.
Abraham Boba // Agosto 2014
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