Tras
estampar su indeleble sello de marca: austeridad sonora y filosofía
básica; inaugurar en España el neofolk acústico, la imagen barbuda y
dar un revolcón al indie-rock patrio en su fulminante despegue (Grupo Revelación 2009-2010), Arizona Baby
se salta ahora el guión previsto desmarcándose de sus coordenadas
conocidas y dejándonos ahí, remirando su foto fija mientras ellos se
descuelgan hacia el futuro con Secret Fires,
auténtica Obra Maestra, cautivadora, diferente. En todo: inspiración,
arreglos y canciones. Su Rubicón particular entre ayer y mañana. Pero
sobre todo, un álbum inmenso. Emocionalmente enorme. Pasmoso. La
campanada definitiva de una banda en estado de gracia.
¡Discazo, oiga!
Arizona Baby publican
"Secret Fires", su 3er álbum
Vinilo y cd en www.subterfugeshop.com; digital en iTunes, Spotify y Deezer
Secret Fires es su 3º trabajo oficial (The Truth... fue un mini-álbum de canciones intermedias). Realizado en analógico en un clásico europeo como son los estudios Brazil (Madrid), masterizado en Ventura (California) en los históricos Golden Mastering,
por donde han pasado desde Sonic Youth a Chris Isaak, Devendra
Banhart, Calexico o Sharon Jones; el disco ha sido arreglado por una
banda más engarzada que nunca (¡ojo a sus próximos directos!) y
producido por el ubicuo Javier Vielba (El Meister) en un reto iniciático del que sale más que airoso consiguiendo
una esbelta criatura ORGÁNICA, espaciosa, de cristal y carbón,
que te inunda a través de canciones increíbles, proteicas e innovadoras,
con DNI factor sorpresa y alejadas de sus lugares comunes. Solo dos rotundos e hiperdinámicos singles (It Helps If You Sing y Owners of The World) hacen de puente entre el pasado arizónico y un Secret Fires que huele más a Beatles u otras especies reactivadas que al concepto previsible de la banda.
Secret Fires o Arizona Baby Episodio 3 consta de 12 capítulos
a cual más emocionante y, mejor aún, mas sorprendente. Ya desde el
inicio te asalta la duda: ¿es esto, seguro, el nuevo disco de
Arizona...? Sí, cierto, ahí está la voz de Vielba. Y sí, se oyen
guitarras acústicas. Aunque esto no está tan claro especialmente en el
maravilloso clavicénvalo que Rubén Marrón se inventa a la guitarra para Don't Lock Back (on Yesterday),
uno de los momentos sublimes del álbum, cuya grandeza te invade desde
el estómago hasta un estadio emocional de los que te cambian el día. O
en monumentos sonoros como el Real Lies que abre el disco como
un supergrupo de Pearl Jam/Red Hot Chili Peppers/Soundgarden/en el
próximo álbum de Black Keys o algo así. Demoledor. Insólito. Poco mas nos permite identificar al trio. Y, ¡ojo!. Son sólo dos de las sorpresas. En Wooden Nickles, una
de las canciones mas bellas escritas por Vielba, cierta
lejana fragancia a REM sobrevuela una historia de sueños rotos y
migajas de la burbuja feliz bajo el cinismo de los poderes fácticos (y
junto a Owners Of The World, otra preciosa metáfora indignada, tan atemporal como certera). O, en New Road, con Guille Aragón (Dr.Tosco)
remontando ritmos primitivos (¿Parklife, Kinks?) mientras un elíptico
coro psicodélico abre esa "nueva senda" a una hipnótica proclama de
escape y rebeldía. Por My love se cuelan teclados del 67
(¿Doors, Grateful Dead?) como original hallazgo, rubricando una
intrigante declaración amorosa a lo ¿Love Minus Zero dylaniano?. Create Your Own God es una portentosa odisea en tres partes con intro mística del Sr Marrón (autor del
corte, completado con Vielba); balada rock de pellizco y coda final que..., me reservo. Eso sin contar Here Today, Gone Tomorrow
absolutamente mágica, flotante, con sus discretos guiños a Rubber Soul
(Beatles) entre marimbas y nostalgia por la fugacidad de los instantes
perdidos y/o su imposible retorno. Por no hablar del brio merseybeat que
anima parte de Gather Round the Fire, otro exhorto libertario
(entre el Mr Jones de Dylan y el replicante de Blade Runner) entre
saltos de ritmo, chocante solo de Rhodes e indespegable estribillo. El
poderío funk de Time To Go, o el hipnótico epilogo de Word After Word
con su épico bucle emocional sobre otra de las mas hermosas letras de
Vielba a modo de balance existencial, recapitulando como todo el álbum
sobre el peso de la experiencia (¿madurez?) personal en un mundo de
rendiciones. Porque
de eso va Secret Fires. Tras de la seductora sorpresa de su música, un
espinazo conductor de ética individual sacude el disco a la búsqueda de
resquicios de esperanza, huida e insurrección frente al derrotismo
automático de nuestro tiempo. El Grito de Munch frente a un mundo enfermo. Y también el mas complejo y personal universo lírico de Vielba encofrando el mejor trabajo de Arizona Baby. De momento... Unos Fuegos Secretos
cuya llamarada ilumina la impresionante EVOLUCIÓN de una banda
indomable, de forma tan natural como rotunda. Un álbum de esos del que
sales mejor persona y candidato ineludible a Disco 2014. Gira ARIZONA BABY
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