Formados en 2010 y reconocidos como una banda explosiva en directo, el dúo de blues con base en San Diego, California, Little Hurricane emplearon dos años en la grabación de su segundo álbum, ‘Gold Fever’. Desecharon
la idea de hacerlo en un estudio y alquilaron una pequeña casa del
siglo XIX utilizada para empaquetar manzanas y situada en un viejo
pueblo minero. Durante dos semanas, el cantante y guitarrista Tone Catalano, y la batería y vocalista C.C. Spina,
se pusieron cómodos junto al equipo ‘vintage’ prestado por un viejo
amigo que había sido utilizado en sesiones de grabación de leyendas como
Deep Purple y Grateful Dead. Sudando con el calor del verano, sin aire
acondicionado, y visitados frecuentemente por tarántulas, pavos, ciervos
y otras criaturas locales, Little Hurricane pronto se
encontraron llevando su disco por vibraciones pantanosas y etéreas que
capturaban el espíritu de los rincones más extraños y salvajes del sur
de California. “’Homewrecker’ fue literalmente grabado mientras
estábamos de gira, en distintas cocinas y salones, así que esta vez
queríamos invertir más tiempo a ver qué pasaba”, afirma C.C.. El
disco es un libro abierto de honestidad, profundamente íntimo, pero
también ofrece un sonido grandioso y de alcance. “Tocar en grandes
festivales durante los dos últimos años y salir a esos escenarios
gigantescos realmente nos motivó a escribir también canciones más
grandes”.
Little Hurricane construyen su dinámica de blues sucio en cada
canción del disco, pero insuflan cada una de impredecibles y fantasmales
efectos y caricias, de ritmos unas veces cadenciosos y otras
frenéticos. La batería de C.C. pasa de golpes tormentosos a redobles
vigorizantes y delicados, mientras la guitarra de Tone acompaña pesados
riffs con el twang del bluegrass y bellos fraseos y solos. Ambos
demuestran sus influencias, desde el impacto que el ‘In-A-Gadda-
Da-Vida’ de Iron Butterfly causó en una C.C. de apenas diez años cuando
su padre le regaló el álbum y decidió que quería ser batería, hasta el
pasado hippy de los padres de Tone, que le educaron con las canciones de
Van Morrison hasta que en la escuela secundaria se colgó una guitarra
para militar en varias bandas de post-punk. Tone ha trabajado también
como ingeniero de sonido para artistas tan diversos como Gwen Stefani o
el bajista de Led Zeppelin, John Paul Jones.
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Como continuador de ‘Homewrecker’ (su autoeditado disco de debut de 2011), ‘Gold Fever’ amplía
los horizontes de blues de raíces de su predecesor con una forma de
contar historias muy influenciada por la ‘americana’, una facilidad
pasmosa para fabricar melodías refrescantes, y una amplia paleta de
sonidos. Con texturas ricas y rugosas, el disco toma mucha inspiración
de las frecuentes escapadas de Tone y C.C. al desierto y su pasión común
por los lugares “donde la gente excéntrica va para escapar del resto del mundo”. En el sonido de ‘Gold Fever’ es
también esencial la acústica del espacio donde fue grabado; esa casa de
gruesas piedras y repleta de cientos de libros olvidados en la
localidad de Julian, California, así como el equipo analógico
utilizado. “Es el mismo equipo que hacía que todas aquellas bandas
sonaran tan increíblemente bien en los 60 y los 70, y realmente nos
ayuda a equilibrar las cosas respecto a la tecnología moderna que en
ocasiones utilizamos”, afirma Tone, reconocido melómano, que también ejerce de productor en ‘Gold Fever’.
Su compromiso con lo orgánico y sobrio de su sonido se hace evidente en
las actuaciones de la banda, quienes ya han pasado por plazas tan
importantes como Lollapalooza y Austin City Limits. Una desnudez
amplificada que convierte al dúo en una bella pero brutal energía,
incluso en los arreglos más melódicos. Ásperos y honestos, Little Hurricane son simplemente una banda de rock n’ roll.
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