CALAVERA
'EL MONTE DEL PERDÓN, NUEVO DISCO
"Somos
Calavera. Venimos de Zaragoza. No sabemos cómo definir nuestra música.
Hemos tocado en muchos sitios y nos han aplaudido muy fuerte". Así se
presentan Calavera. Cortos y concisos. En su caso, la música habla por
ellos. Tras publicar Calavera & The Wolf, un mini EP grabado junto a Eric Pollard (batería de Mark Kozelek y Retribution Gospel Choir y teclista de Low), y el disco Quebranta (grabado por Hans Krüger -Delorean, El Columpio Asesino-), ahora llega el turno de El monte del perdón,
un mini elepé (cinco temas), que sitúa definitivamente a la banda como
último gran representante de la prolífica cantera musical zaragozana.
Porque allí, a la orilla del Ebro, Calavera son poco menos que héroes locales. Sus conciertos se saldan con llenazos, canciones coreadas y una sensación general de que se está gestando algo especial. Grabado de nuevo en Subiza (Navarra), en Montreal Studios, aunque esta vez de la mano de Carasueño (Tulsa, Tripulante Y Crucero) a la producción, El monte del perdón supone un salto adelante inequívoco en las cualidades que ya apuntaban anteriores trabajos: melodías memorables construidas con arreglos inesperados y sinuosos y letras metafísicas que hablan del lugar que ocupa el hombre en el siglo XXI. Música para bailar, gritar y pensar. Resulta tentador meter nombres de referencia (¿Midlake? ¿Grizzly Bear?), pero es mejor que cada uno saque sus propias conclusiones. Calavera trascienden comparaciones y llevan elaborando desde hace tiempo un universo absolutamente propio.
Porque allí, a la orilla del Ebro, Calavera son poco menos que héroes locales. Sus conciertos se saldan con llenazos, canciones coreadas y una sensación general de que se está gestando algo especial. Grabado de nuevo en Subiza (Navarra), en Montreal Studios, aunque esta vez de la mano de Carasueño (Tulsa, Tripulante Y Crucero) a la producción, El monte del perdón supone un salto adelante inequívoco en las cualidades que ya apuntaban anteriores trabajos: melodías memorables construidas con arreglos inesperados y sinuosos y letras metafísicas que hablan del lugar que ocupa el hombre en el siglo XXI. Música para bailar, gritar y pensar. Resulta tentador meter nombres de referencia (¿Midlake? ¿Grizzly Bear?), pero es mejor que cada uno saque sus propias conclusiones. Calavera trascienden comparaciones y llevan elaborando desde hace tiempo un universo absolutamente propio.
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