Realización: EL TATO
Producciones.
Redacción: Armando
Marín.
Al volante de mi DeLorean acelero hasta
140km/h, velocidad necesaria para que las tres pequeñas
lámparas incandescentes de su condensador de fluzo
centelleen hasta alcanzar mi cometido, viajar al 21 de
abril de 1997. Logrado mi objetivo, ahí me hallo
observando a aquel pubescente mozalbete que tras días
escuchándolo en Radio 3, emisora oficial de su impetuosa
melomanía, se decide a comprar una cassette de “Devil
Came To Me” que terminará por rayar entre tanta escucha
en aquel walkman con Mega Bass y Auto Reverse (codiciado
regalo por su decimoquinto cumpleaños), y tanto
rebobinado manual con bolígrafo BIC cristal con la
finalidad de ahorrar innecesario gasto en pilas, si
mediante una sutil simulación de improvisada carraca,
conseguía dar un poquito más de sí aquella paga semanal
de 1500 pesetas.
Con esta nostálgica introducción que a
más de uno habrá arrancado algún suspiro de añoranza,
revisitamos uno de los icónicos trabajos que sirvió de
cabecera a toda una generación, amantes de lo que por
entonces acontecía en la costa oeste americana, ya fuera
en la industrial Seattle (Nirvana, Pearl
Jam, Soundgarden, Alice
in Chains…) como en el tecnológico estado de
California, cuna del star-system mundial (Green
Day, The Offspring, Blink
182, Pennywise…), sin
olvidar mención a los Billy Corgan, Michael
Stipe, Thruston Moore, etc.
cuyos respectivos proyectos tanta adrenalina nos hizo
descargar y que por desgracia ya pasaron a mejor vida
(bueno, siendo rigorosos, The Smashing Pumpkins
siguen dando guerra, pero en mi humilde opinión ya no
son ni la sombra de lo que un día llegaron a
representar).
Dicen que más sabe el diablo por viejo
que por diablo, y sumados 15 años a su milenaria
existencia, hemos de agradecer que un día Satanás,
Lucifer, Belzebú, Damian o con el nombre que más
diabólico se sienta, decidiera acudir a la invocación de
las hermanas Llanos y poseyera en forma de distorsión,
aquellas guitarras que firmaron uno de los mejores
trabajos que el rock alternativo ha dado a la música.
Cierto es que aquel atractivo sonido repleto de sencilla
aspereza y contundente dureza, quedó sepultado por una
tendencia a la reinvención según las modas del momento,
ya fuese desde lo electrónico o lo étnico, sin embargo
al César lo que es del César y no sería justo relegar al
ostracismo uno de los trabajos que logró cambiar la vida
musical de toda una generación y cuya huella aún sigue
vigente en nuestros días.
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