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Sevijamming Episodio 46: MAUD THE MOTH
Realización: EL TATO
Producciones.
Redacción: Armando
Marín.
Si le preguntásemos a una oruga qué
quiere ser de mayor antes de alcanzar su estado de
crisálida, seguro que nos revela un único sueño,
revolotear a la luz del sol por primaverales y coloridos
prados florales. Pero qué sucede si en su particular
metamorfosis descubre una especial fascinación por las
tinieblas, la necesidad vital de volar en libertad
mientras canaliza la inquietud de disfrutar de los
pequeños momentos atestiguados por las sombras y
catalizar en música una creatividad impropia de su
lepidóptera naturaleza. El solitario aleteo de Amaya
López-C, reverso tenebroso de la “Atrophaneura
Hector”, protagoniza nuestra Sevijamming
de hoy.
Frágil y vulnerable en apariencia,
esta joven madrileña ha sabido conquistarnos con su
translúcida personalidad y su deliberada indefinición
estilística, ya que los encasillamientos no van con
ella, demostrando que con el tiempo podrá llegar a ser
una de las mejores en su terreno. Si bien, un afán
perfeccionista que le persigue desde la férrea formación
clásica de su adolescencia, logrará que su paleta de
melodías y texturas sonoras sea manejada a su antojo,
dando sentido a una sucesión de tortuosas composiciones
pianísticas nacidas de la vida interior, casi tangible,
de una persona particularmente sensible e incómoda en
este mundo de penurias y traiciones.
Amaya puede permitirse el lujo de
presumir de voz, una voz grave pero épica y expresiva,
imponiéndose más atractiva e irresistible cuanto más
firme y descarnada aflora. Acentuando su juguetón estilo
a base de arpegios, staccatos y cacofonías vocales,
nuestra compungida narradora flirtea una y otra vez con
el espíritu tragicómico de su lado más sombrío, tal vez
como refugio de independencia y fortaleza que le permita
no enfrentarse a la anhelada búsqueda de la felicidad,
sino esperar a que ésta le encuentre a ella.
Esta artista excéntrica –en el mejor
sentido de la palabra–, de talento inquebrantable y
comprometida con su arte, sabe regalar universos de
callado desgarro y de explícita ira, gracias a un
instrumento tan solemne, fúnebre y orgánico como su voz
lo necesita, sin entrar jamás en exageraciones
sinfónicas. A través de su particular oda a la oscuridad
sabe como pocos aportar extravagancia, belleza y
dramatismo a un panorama a menudo plano y predecible.
Para más información: info@treintayunacanciones.com
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Episodio 45: SONIDO VEGETAL
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