Realización: EL TATO Producciones.
Redacción: Armando Marín.
Redacción: Armando Marín.
Decía Ortega y Gasset que el mejor hombre no es el menos niño, sino el que, al frisar la treintena, encuentra acumulado en su corazón el espléndido tesoro de la infancia, y quien mejor para dar muestras de la valía del suyo que la protagonista de hoy. Su Sevijamming podría comenzar con ese encantador “érase una vez” con el que uno se dejaba embaucar por los cuentos de final feliz, bosques encantados y héroes que nunca se dejaban amedrentar por el miedo.
Inusitada es la naturalidad con la que esta británica, afincada desde muy pequeñita en nuestro país, ha decidido espolear la facultad épica de la memoria retrocediendo a la edad de su propia inocencia, aquella que concierne a la nostalgia de conmemorar cuánto se ha de gozar a diario, cuando el pasado y el futuro resultan irrelevantes en nuestro sentir.
Su innata dulzura se abre paso mediante melodías inspiradas en su ayer más reflexivo, ése capaz de ilustrar la vertiente más preciosa, que no preciosista, de una música que destila candidez, sosiego y lisura, y nos remite a un costumbrismo con el que todos nos podríamos identificar. Bucólicos paisajes a través de sonoras postales en sepia homenajean el respeto por los recuerdos intransferibles de una niñez, dónde la familia se erige como esencia emocional de todas las esperanzas depositadas en nuestra vida.
Sin duda un feliz propósito y la bonita excusa para confeccionar composiciones que coquetean con lo clásico huyendo de toda impostación. Narraciones repletas de humanidad, cantadas y contadas con una frágil y sensible voz capaz de impregnar todo su alrededor de un folk onírico e imaginativo. Un necesario abrazo de ternura.
Para más información: info@treintayunacanciones.com
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