Parece que nos hemos quedado casi a vivir en la escena musical barcelonesa, y es que entre guitarras distorsionadas y trasfondos oscuros nos hemos encontrado casi de sorpresa (gratísima por cierto) con una voz femenina, la de Elisabeth, que al menos a un servidor le ha llevado a recordar esas dulces voces con las que hemos crecido musicalmente, gracias a grupos como The Cramberries, Dover (especialmente el disco ‘I was dead for 7 weeks in the city of angels’), los siempre recordados Maple (Bcore) o los felicísimos Allo Darlin’.
Esta elegante voz trabaja a dúo con Matthew, y tanto solo ellos dos se bastan para dar todo el sentido misterioso y envolvente de Rebery, sorprendiéndonos de principio a fin con su tercer trabajo “Insidiatur”, que se cuela en nuestro top de discos post rock para escuchar sin parar en estos días de lluvia intensa. Nada más darle al ‘play’ y como buena ciclo-génesis musical, nos reciben las distorsiones guitarreras que introducen “Maybe”, un tema pegadizo en el que se alternarán momentos de angustiosa calma con selectos solos que a buen seguro os sacarán la misma sonrisa rockera que a mí. Muy recurrentes serán, de hecho, a lo largo del disco, siguiendo esa línea en “Black tears”. Quizás el tema de los contrastes sea el tercero, “My darkness”, en el que este dúo se empeña en volvernos locos al transportarnos a una
trastornada serenidad rota por diabólicos gritos de fondo que nos mantienen en vilo hasta el final del corte, justo cuando enlazamos con “Somewhere”, que parece aportar un poco de luz a toda esta tenebrosidad.
Esa luz se vuelve anecdótica, porque se hace de noche al momento con “The Storm”, donde la voz parece dejar la faceta dulce a un lado y la guitarra se vuelve especialmente tajante en sus riffs, dando un toque más clásico, más del rock de toda la vida, incluso con punteos limpios y teclados incluidos. Muy completo y perfecta antesala de uno de los temas que más me han llamado la atención, “Colder”: me congelo de felicidad escuchando este tema que nos arroja una sensación de esperanza momentánea, muy en la línea de temas inolvidables como “Stairway to heaven”, y que nos lleva de viaje, entre acústicos monólogos de guitarra, a la canción que da nombre a este trabajo: “Insidiatur”, un corte de ritmos tribales que remarcan aún más la psicodelia por la que llevamos paseando desde el primer minuto del disco. Los susurros de Elisabeth, su voz doblada y desfigurada en el tramo final nos devuelve como si hubiésemos caído en la casilla equivocada, al segundo tema, “Black tears” esta vez en versión ‘reprise’. La velocidad aumenta, las guitarras se gustan y casi dan ganas de empezar a saltarse semáforos con estos minutos tan animados.
La calma vuelve en la recta final del CD con “Winter star”, con acordes de corte oriental muy al estilo de los primeros pasos de grupos como Sidonie o Kula Shaker. Siete minutos para disfrutar de la voz y de ese estribillo, lento, pausado, abierto, como nos gusta a los locos de los temas acústicos. “Shine” cierra el disco en la misma línea que el tema anterior, pero con una atmósfera aún más positiva, contenida eso sí, y que nos deja con ganas de escuchar más cosas de estos chicos, y por supuesto de ver cómo defienden en directo un disco tan apetecible.
¡¡Siempre un abrazo Rebery’s!!!
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Un abrazo
Dani
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