Llegó por fin el esperadísimo día en el que Nigrán se volvía a convertir en festival, y estamos verdaderamente sorprendidos por todo el ambiente que pudimos observar ya desde unos kilómetros antes de llegar a “Villa” Portamérica. Y decimos villa porque este evento que va por su tercera edición ya no es el de la primera, recibiéndonos con un recinto muchísimo más grande, con una sensación de armonía y de orden en general con barras, cajeros, puestos de comida y venta de amaros (la moneda de esta villa) perfectamente ubicados.
No era un primer día típico de un festival, en los que suele darse una jornada más light con respecto a las sucesivas, y la verdad es que tanto el cartel como la cantidad de gente que, a pesar de que era jueves, era ya muchísima, invitaban a pensar en ello. No podía comenzar mejor esta edición que con el conciertazo de Carlos Méndez, que con ese ritmo latino, cálido y elegante sorprendió a muchos y confirmó su calidad en directo a otros tantos, dejando un más que buen sabor de boca a un público que poco a poco se iba acercando a los palcos.
Especialmente cercana fue Vega, que recogió el testigo con una actuación imponente en la
que con esa voz única revisó su disco “Wolverines” (nos moríamos por escuchar ‘Martes’ en directo) y tuvo tiempo para versionar la clásica ‘Como yo te amo’, muy al estilo de Niños Mutantes, además de dejarnos disfrutar en directo de la gaita de Xose Manuel Budiño,
ese que siempre aparece en las grandes ocasiones y que dio un toque aún más de la tierra al final.
Se generó una pequeña confusión cuando Vega dejó el escenario, ya que las actuaciones se alternan de un escenario a otro por cuestiones puramente logísticas, pero esta fue la excepción. La gente permanecía ya en el palco de Abanca, extrañada por ver la enorme bandera de Canadá en el fondo del tablado. Creímos que quizás había un cambio en los horarios, pero la realidad es que los enormes The Jayhawks empezaban a sonar en el lado contrario, momento en el que fuimos conscientes de la marea festivalera que se había formado ya a esas alturas. El folk, el pop genuino de los americanos animó el ambiente de clásico en clásico, sonando temazos como ‘Sound of lies’, ‘Trouble’ o ‘Smile’, que siguen grabadas a fuego en nuestras cabezas por mucho tiempo que pase.
Aumentaba entonces la tensión en la villa, y es que los chicos de Sidonie esperaban impacientes su turno con muchas ganas de dejar buenas sensaciones. ¡Y vaya si lo hicieron!
Su último trabajo, “Sierra y Canadá”, había suscitado críticas de todo tipo entre sus seguidores de toda la vida, y algunos estábamos expectantes por ver cuál sería la propuesta actual de los Marc y compañía en directo. El resultado es un concierto apoteósico, sin duda para nosotros lo mejor del día, dando muchísima caña de principio a fin, repasando temas de sus últimos cinco trabajos, pasando desde el himno ‘Fascinado’ a la gran ‘Estáis aquí’ de su último disco. Por el medio, temazos que hicieron cantar a todo el mundo como ‘Un día más en la vida’, ‘Por ti’ o ‘El bosque’, además de versionar la mítica ‘Video kill the radio stars’ y terminar con ‘El incendio’ de la manera más contundente que podíamos imaginar.
El listón no podía quedar más alto para encarar la parte final de este día, que calificaríamos como la fase “Construir - Destruir”: Construir e innovar fue la opción escogida por Iván Ferreiro. El ex-Piratas, al igual que Esmerarte y Portamérica, difundieron por activa y por pasiva que su actuación sería novedosa al dedicarla completamente a versionar los temas más míticos de Golpes Bajos, la banda del siempre recordado Germán Coppini. El propio cantante se encargó de recordarlo en el escenario Son EG, y podemos entender que cierto público más juvenil e incluso seguidores que a pesar de todo no se habían enterado, no terminasen de entenderlo. Lo cierto es que un homenaje así siempre es bienvenido e Iván hizo un concierto que seguro no pasará a la historia pero que creemos ha merecido la pena. Nos quedamos con clásicos cortes como “Fiesta de los maniquíes” o “Malos tiempos para la lírica”, antes de volvernos locos en esa segunda parte de la fase que estábamos viviendo: Destruir es precisamente lo que hicieron en el escenario unos sobresalientes Triángulo de Amor Bizarro.
En twitter leíamos una cita acertadísima que decía que si esta banda había tocado techo, lo destrozó en Portamerica, y no puede ser más acertada. Una guerra de distorsiones en el escenario Abanca hacía que el público, más conectado que nunca, disfrutase de la locura coruñesa, dando estos un repaso a su premiado disco “Victoria mística” y volviendo a temas muy coreados como ‘De la monarquía a la criptocracia’ que ensordecieron a todo el recinto. Sencillamente impresionantes.
La noche casi terminaba con la clase inigualable de 2ManyDjs a los platos. Pese a un fallo técnico inicial que obligó a que se retrasase unos minutos la actuación de este dúo trajeado, pronto el público que abarrotaba el escenario Son EG disfrutó uno tras otro de temazos y remezclas, que unidas al efecto bailongo y tropical de Meneo hicieron del final de la noche toda una fiesta que esperamos repetir en los próximos dos días.
Mientras lees esto, estaremos paseando por el mercadillo del festival o comiendo unas tapitas ricas riquísimas del gran Pepe Solla ;)
Seguiremos informando.. ¡¡Abrazos Festivaleros!!
@danipach84
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